La oportunidad de sanar Chile: Breve análisis desde la experiencia

La agricultura es un rubro que aparentemente no ha experimentado grandes cambios respecto a otras actividades humanas. Las ciudades han crecido y las nuevas oportunidades profesionales han permitido el surgimiento de muchas ocupaciones. Pero ocurre un fenómeno; quienes no cultivan la tierra conocen cada vez menos del rubro agrícola. Muchos atribuyen esto a la especialización del trabajo. Este fenómeno social no es una novedad, lo que llama la atención es la existencia de diferencias  conceptuales que se da respecto a la agricultura y la naturaleza.

Principalmente se da en tres grupos: quienes viven en esta (la naturaleza)  y la trabajan, quienes no viven en esta y también la trabajan, y quienes no viven en esta y no la trabajan. Estas diferencias conceptuales podrían constituir algo totalmente negativo para nuestro país, pero también ha permitido el surgimiento de conceptos y técnicas renovadas para la agricultura. 

Quienes viven en esta y la trabajan

Este grupo, solía ser una de las principales formas de vida y sustento económico en nuestro país, las familias y el campo se encuentran vinculados por la tierra y sus frutos. La técnica es la base de su actividad y la experiencia guía su forma de hacer agricultura. Aún existen generaciones que practican el rubro de esta manera, pero son cada vez más reducidos. Así lo indica Grupo Banco Mundial, donde la cifra de población rural como porcentaje de la población total ha pasado de un 32% en 1960 a un 12% en 2023. 

Hoy en día, este grupo ha adoptado una nueva forma de hacer agricultura, desde el conocimiento científico experimental, nuevos métodos basados en la fertilización artificial. Este sistema ha sido muy bien recibido ya que genera rápidos resultados en el corto plazo. Pero lo cierto es ha dejado de lado gran parte de la técnica y conocimiento práctico.

Quienes no viven en esta y la trabajan

En este grupo es posible identificar a agricultores con mayor capacidad de gestión, pero menor conocimiento de lo práctico. Muchas veces son relativamente nuevos en el rubro. A pesar de trabajar grandes plantaciones, en su mayoría no poseen un vínculo familiar con la tierra. Desconocen las técnicas y funcionamiento local de los ecosistemas. Se busca en primer lugar la mayor rentabilidad con los menores costos. Su ausencia en la realidad inmanente del campo y la falta de vínculos reales con los mismos genera que muchos beneficios congénitos al rubro se pierdan, esto termina muchas veces por acotar los campos simplemente a una actividad productiva. 

Su confianza está plenamente en el nuevo sistema. Los profesionales de la agricultura están en este sector con mayor influencia en la toma de decisiones. Son los mayores consumidores directos del mercado moderno de insumos agrícolas. 

Quienes no viven en esta y no la trabajan

El tercer grupo concentra a personas en su mayoría ajenas al rubro agrícola. Con menor conocimiento práctico y teórico. Se caracteriza por la diversidad de conceptos sobre la naturaleza con concepciones que van desde un total desapego con esta, hasta su «divinización». Estas surgen de los acercamientos particulares de cada uno, sea una planta, un jardín, los parques, su mascota, las parcelas de agrado, gente de campo, entre otras. Lo cual no implica que estén equivocados, muchas veces tienen conceptos más cercanos a la naturaleza y su beneficios que los mismos agricultores, cuando estos solo ven los beneficios monetarios. 

Este grupo representa la opinión popular, se generan tendencias. Dichos comportamientos afectan en las políticas públicas, conductas de consumo, entre otros aspectos. Durante los últimos años, dentro de la urbanización y el alejamiento del campo ha surgido una nueva «moda«, una tendencia; un acercamiento con la naturaleza. Esto por múltiples motivos, beneficios a la salud humana, bienestar, como hobbie, o incluso como oportunidad de negocio. Este interés va acompañado por el gusto por lo natural. Con conceptos muchas veces errados, pero que permiten entregar una postura diferente a la hegemonía de la nueva escuela agrícola. Permite «resucitar» la técnica y el conocimiento práctico que esta escuela deja de lado.

Lo anterior constituye una oportunidad para el sector agrícola alternativo. Han surgido nuevos agentes de influencia que no vienen desde grupos económicos o científicos, sino de una necesidad de la población por productos más sanos y nuevas innovaciones.

Son precisamente quienes no viven en la naturaleza ni la trabajan, paradójicamente quienes han posibilitado el surgimiento de nuevas soluciones para la agricultura, en medio de la crisis que vive y con las hostilidades que conlleva. Es por medio del apoyo de las redes sociales, que permite mostrar los beneficios entregados y las realidades, que ha sido posible hacer un cambio, iniciar un camino en la construcción de un país verde. Una oportunidad de sanar Chile. 

Escrito por José Velásquez

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